Este post ha sido publicado en colaboración con la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID).
Autora: Laila Malik.
Traducción al español: Julia Diniz.
Las defensoras de los derechos humanos siempre han sido el motor de los movimientos de liberación global. Esos movimientos solo pueden tornarse realidad si mantenemos sus historias vivas.
“Titigil lang ako pag pikit na ang mata ko! Ano pa ba ang magagawa ko e patay na ako. Hindi ito para sa akin, kundi para sa mga apo ko, masakit ang loob ko kapag nakikita ko silang nagkakasakit”.
[¡Solo me detendré cuando mis ojos se cierren! ¿Qué más podría hacer cuando esté muerta? Esto no es por mi bien, sino por mis nietxs, ¡mi corazón se rompe cuando lxs veo enfermxs!]
Gloria Capitan, activista contra el carbón, Bataán, Filipinas
No importa cuánto Gloria Capitan limpiara los mostradores de su tienda de conveniencia en la carretera, el polvo de carbón seguía regresando. Unos meses después de que la abuela filipina la abriera en 2014, el departamento de saneamiento local llegó y ordenó que se cerrara. Las reservas de carbón cercanas – de dónde originaba el polvo – permanecieron abiertas.
Pero Capitan se negó a ser derrotada. Logró que 1000 personas firmaran una petición pidiendo el cierre de la reserva. También formó un grupo de defensa compuesto por vecinxs que enfrentan el mismo destino. Mientras sus nietxs sufrían ataques de asma, resfriados en el pecho y erupciones en la piel, y sus árboles de mango y de coco se marchitaron en una manta de polvo de carbón, convirtió su tienda en un bar de karaoke, que exigía una certificación de salud menos estricta, al tiempo que se involucraba en la justicia frente el cambio climático en Manila. En respuesta a su activismo, la compañía recibió el orden de cubrir sus reservas de carbón para reducir el polvo atmosférico.
Aún así la compañía continuó quemando carbón y productos químicos. Una planta de energía de carbón cercana destruyó granjas de hortalizas circundantes. La tuberculosis comenzó a crecer en su región. Y Capitan continuó su defensa, tornándose líder del Movimiento Bataan Libre de Carbón,y presidente de la Asociación de Ciudadanos Unidos de Lucanin.
En seguida, en 2016, Capitan pasó a recibir visitas amenazantes de hombres no identificados, advirtiéndole que dejara de organizar sus actividades contra el carbón o sufriera las consecuencias. Rachazó hacerlo. En julio de ese año, Gloria Capitan, madre de cinco hijos y abuela de 18, propietaria de un bar karaoke en la carretera, fue asesinada con disparos letales por agresores no identificados frente a sus nietxs y en su lugar de trabajo.
¿Por qué importa la historia de Capitan?
Bajo el capitalismo, la vida en el planeta tierra se posa precariamente entre la devastación del cambio climático acelerado y el ascenso de fascismos, fundamentalismos y autoritarismo. Como ilustra la historia de Capitan, las mujeres, las personas trans e intersex y las comunidades están directamente en la intersección de un punto de mira.
Como puso Arundhati Roy en su conocido dicho, « En realidad, no hay lxs ‘sin voz’. Hay solamente lxs deliberadamente silenciadxs, o aquellxs a lxs que no se han escuchado por elección. » En la era de internet y en el contexto de estas crecientes crisis, el miedo, el trauma compuesto, el agotamiento, la sobrecarga de información y la fatiga por compasión pueden desdibujar las historias de resistencia de las defensoras de los derechos humanos (WHRD, por su sigla en inglés). Pero el costo de dejar que historias como la de Capitan sean olvidadas es una traición colosal de la esperanza a la que dieron sus vidas. Y sin esta promulgación de la esperanza no puede haber realidad o futuro que no sea una catástrofe.
Tome Ottile Abrahams, maestra africana, rebelde, feminista y activista radical que movilizó a las mujeres, organizó a lxs estudiantes y maestrxs, y luchó contra el elitismo sistémico y la corrupción durante seis décadas. Abrahams co-fundó organizaciones como la Organización del pueblo de África del Sudoeste de Namibia (SWAPO, por su sigla en inglés), el Yu Chi Chan Club (un grupo revolucionario armado), la Frente de Liberación Nacional del Suroeste de África (SWANLIF, por su sigla en inglés), y la Asociación de Mujeres de Namibia y el Girl Child Project («Proyecto Niñas»), desmantelando conscientemente el patriarcado y fomentando la práctica feminista democrática participativa por el camino. ¿Podría el principio de su historia cómo alguien de 14 años que participa en grupos clandestinos de lectura inspirar a una adolescente desmoralizada sentada en otro país que enfrenta una ocupación similar en 2019?
Y qué decir de Lorraine Gradwell, que cambió el panorama de los derechos de las personas con discapacidad en el Reino Unido, desde la introducción de los primeros taxis negros accesibles de Manchester y los pagos directos a personas con discapacidad para apoyar la vida independiente, hasta la creación la Coalición de personas con discapacidad del Gran Manchester (Greater Manchester Coalition of Disabled People) y el Avance en el Reino Unido (Breakthrough UK), una organización que apoya a las personas con discapacidad para vivir y trabajar de forma independiente. ¿Podría la historia de su incesante movilización para el modelo social de la discapacidad – que ve la discapacidad más como una consecuencia de la forma en que la sociedad está organizada que como el resultado de una deficiencia o diferencia – cambiar radicalmente la forma en se organizan las comunidades que buscan justicia en otros contextos?
Las defensoras de derechos humanos son a la vez las líderes y los muchos corazones palpitantes de movimientos que tienen el poder de hacer que nuestro planeta pase de la crisis a la curación. En las palabras de Lohana Berkins, activista argentina y defensora de los derechos de las personas trans que sentó las bases de una innovadora Ley de Identidad de Género, que fundó una de las primeras organizaciones de defensa y una de las primeras cooperativas textiles para personas trans en Argentina:
«Muchos son nuestros logros a lo largo de los años. Este es el momento de resistir, de seguir luchando. El momento de la revolución es ahora, porque no volveremos a la prisión. Estoy convencida de que el impulso para el cambio es el amor. El amor que nos fue negado es lo que nos mueve a cambiar el mundo.
Todas las palizas que recibí y el abandono que sufrí, no se comparan con el amor infinito que me rodea en estos momentos.»
Al compartir sus historias, reavivamos y difundimos ese amor y esperanza, renacemos la resiliencia creativa en las realidades feministas que salvarán nuestro planeta. Eso es tanto nuestra principal responsabilidad como nuestro mayor don.
Según la campaña #VisibleWikiWomen, menos de un cuarto de las biografías de Wikipedia representan a mujeres. Muchas biografías de mujeres notables no existen o están incompletas, y uno de los principales desafíos es la falta de imágenes que las representen. La campaña estima que menos del 20% de los artículos de Wikipedia de mujeres importantes tienen fotos.
El conocimiento y las contribuciones de las mujeres al mundo son invisibles de muchas maneras. Cuando faltan los rostros de esas mujeres en Wikipedia, esa invisibilidad se propaga. Cada mes, quinientos millones de personas leen Wikipedia, y es el quinto sitio web más visitado del mundo, por lo que las brechas en Wikipedia tienen un gran impacto en Internet. Juntas/xs podemos hacernos cargo de esto y hacer que las mujeres sean más visibles en Wikipedia y en Internet.
¡Centremos las caras y los logros de las mujeres en internet! Únete a “El conocimiento de quién?” La campaña #VisibleWikiWomen comienza cada 8 de mayo!»