Escribimos con gratitud a nuestra ancestra, Audre Lorde, que nos recuerda que «la revolución no es un evento de un solo día».
¿Cuál es el contexto?
Nuestro colectivo feminista ha mantenido un espacio para nosotras, nuestras amigues y nuestras comunidades en todo el mundo, mientras somos testigos del genocidio que se está desarrollando en Gaza. Mientras escribimos esto, en la semana del 11 de diciembre de 2023, más de 18.272 personas (dos tercios de las cuales son niños y mujeres) han sido asesinadas por las fuerzas israelíes, mientras Gaza está siendo arrasada por el lanzamiento de más de 25.000 toneladas de explosivos, el equivalente a dos bombas nucleares. Israel—apoyado por gobiernos occidentales, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Alemania—lo considera una represalia justificable por lo que también es una tragedia: el asesinato el 7 de octubre de 1.200 israelíes a manos de Hamás.
Y en otras partes del mundo, al mismo tiempo, otros horrores de guerra y genocidio siguen produciéndose: en Sudán, en la República Democrática del Congo, en Myanmar (como ejemplos de una lista dolorosamente no exhaustiva).
Escribimos esto en solidaridad con el pueblo de Palestina ahora y más allá de este momento específico. Pero también es un ofrecimiento, con total transparencia, de nuestras reflexiones para intentar expresar solidaridad puesta en práctica. Es un relato de cómo hemos intentado manifestarnos en nuestras comunidades, unes para otres, procurando conectar nuestras luchas por la liberación, para que nuestra solidaridad vaya más allá de las palabras, y se exprese en la acción. Como hemos aprendido en este proceso, la solidaridad en la práctica es caótica, imperfecta, dinámica y, en última instancia, sólo puede ser una invitación para encontrar juntes el amor y la honestidad radical: para descubrir las muchas maneras en que nos jugamos el corazón, la cabeza, el cuerpo y el alma unes por les otres. No sólo por el presente, sino por el mañana que compartimos.
¿Qué nos preguntamos en este momento?
Todes les integrantes de nuestro colectivo venimos de todos los continentes poblados del mundo y cargamos diferentes historias y experiencias de violencia, conflicto y guerra. Hemos tenido que sostener nuestros propios contextos de rabia y dolor desde diferentes geografías, al tiempo que nos centramos en el dolor de nuestres amigues y sus familias en Palestina y la diáspora, que han perdido generaciones enteras de su comunidad. Al mismo tiempo, aun sabiendo que no hay equivalencia, lamentamos profundamente la pérdida de vidas en Israel.
Estas son algunas de las preguntas que nos hemos planteado a nosotras mismas y entre nosotres, mientras nos sostenemos, reflexionamos y nos conectamos:
- ¿Qué tiene de diferente este momento concreto y por qué pareciera que la solidaridad está bajo presiones públicas y personales?
- ¿Cuáles son las raíces de estos horribles ciclos de violencia? ¿Cómo entendemos la asimetría de poder y los procesos de opresión sin verlos como simples y estáticos binarios?
- ¿Cómo criticamos, desafiamos y resistimos a la violencia de los Estados, las empresas y el complejo militar industrial, sin deshumanizar a las personas?
- ¿Cómo expresamos nuestra solidaridad cuando sabemos que es probable que haya repercusiones (negativas)? ¿Cómo aceptamos nuestros miedos incluso mientras actuamos?
- ¿Qué tenemos que decir, hacer y ofrecer que sea útil y no perjudicial, en particular como feministas que desafían a las grandes instituciones del conocimiento y a las grandes empresas tecnológicas? ¿A quién se lo tenemos que decir?
- ¿Cómo se muestra solidaridad en la práctica a lo largo del tiempo, no sólo como un evento puntual?
¿De quiénes y qué hemos aprendido?
Este es un conjunto de recursos (en inglés) de los que hemos aprendido y que seguiremos ampliando. Por favor, envíanos los recursos que te hayan resultado más útil en estos momentos difíciles.
¿Qué es lo que entendemos?
Como colectivo feminista arraigado en los movimientos de liberación de las comunidades oprimidas de la Mayoría Global, entendemos que la violencia del presente no puede desligarse de su pasado colonial. La ocupación israelí en la región ha intentado durante mucho tiempo borrar las historias de las personas en Palestina, desplazarlas y despojarlas violentamente, erradicando sus formas de ser, sus tierras y sus conocimientos. Nosotres, que no estábamos destinades a sobrevivir, sabemos que las antiguas luchas de los pueblos contra sus opresores no tienen fronteras: tienen memoria.
Sabemos por nuestras historias, saberes y memorias que la violencia epistémica—la violencia que destruye ciertos saberes y valoriza otros—ha sido fundamental para los sistemas de opresión. Se ha utilizado durante siglos para justificar guerras, la ocupación de territorios, la explotación de nuestro planeta y la erradicación de comunidades, familias y naciones. Durante siglos, las Grandes Instituciones del Conocimiento (universidades, museos y otras instituciones de la memoria como el mundo académico y editorial en el Norte Global) han propagado ideologías que justificaban estos sistemas y legitimaban la violencia y la supresión: por ejemplo, la construcción ficticia y falsa de la superioridad e inferioridad racial para justificar los horrores de la colonización o el Holocausto. Para que la política de descolonización se refleje en la práctica, aquí y ahora, las instituciones deben centrar y amplificar al pueblo palestino, sus conocimientos, historias y verdades.
Estos sistemas de opresión que se entrecruzan, así como las estructuras y consecuencias del capitalismo colonial, también están arraigados en las Grandes Empresas Tecnológicas. Estas mismas están en el núcleo del inicio y del mantenimiento del colonialismo digital, así como de la propagación de contenidos violentos y discursos de odio que deshumanizan a la gente de Palestina.
Esto se ha materializado de múltiples maneras en el contexto actual: empresas tecnológicas israelíes han realizado pruebas sin consentimiento con personas palestinas, se está utilizando IA para ampliar indiscriminadamente los objetivos de los bombardeos, se han limitado gravemente las infraestructuras de telecomunicaciones civiles y el acceso a internet, algunos perfiles de Instagram han traducido la palabra «Palestinos» como «terroristas«, y se han producido continuos sesgos antipalestinos en los sistemas algorítmicos. Junto a esto, ha habido represión, criminalización y censura sistemáticas a organizaciones, colectivos y personas en y desde Palestina—así como a sus aliades—en sus expresiones de solidaridad con el pueblo palestino. Pero la represión no puede detener la resistencia: les usuaries árabe hablantes están escribiendo con ortografías y códigos difíciles de predecir para evitar el shadowbanning, y semana tras semana, gente de todo el mundo se ha unido para pedir el fin del genocidio.
¿Qué hacemos ahora?
Unimos nuestras voces a las de todas aquellas personas que exigen el fin de los crímenes coloniales y el genocidio perpetuado por el Estado israelí, y el fin de la ocupación, el apartheid y la colonización del pueblo y las tierras palestinas.
Al resistir, también reimaginamos: nos comprometemos a impulsar futuros de liberaciones conectadas y colectivas que no se sostengan en historias repetidas de guerra y violencia, ni en economías basadas en el complejo militar-industrial. El mundo gasta más de 2 billones de dólares en «defensa» cada año y, a modo de comparación, Estados Unidos gasta unos 128.000 millones de dólares solo en submarinos nucleares, mientras que el presupuesto de defensa de Israel en 2021 era de unos 18.000 millones de dólares y el presupuesto de educación de Sudán en 2021 era de unos 2 millones de dólares.
¿Cómo se manifiesta nuestro compromiso de solidaridad puesta en práctica, ahora y en los tiempos venideros? Como colectivo feminista que trabaja en las intersecciones del conocimiento y la justicia tecnológica, queremos guiar nuestras próximas acciones e iniciativas con estos compromisos:
- Crear espacios seguros de solidaridad con las personas, colectivos y organizaciones que expresan su apoyo al pueblo palestino y su liberación, en particular con grupos y movimientos de derechos humanos palestinos y antisionistas;
- Elaborar estrategias, apoyar y proveer recursos para la amplificación de las palabras, verdades y luchas del pueblo palestino en y a través de plataformas tecnológicas.
- Denunciar y desalentar la inversión en tecnologías israelíes de guerra, vigilancia y represión que se desarrollan y prueban en el pueblo de Palestina y luego se liberan en el mundo.
También continuaremos:
- Desafiando los sistemas y estructuras de poder (especialmente de las Grandes Instituciones del Conocimiento, las Grandes Empresas Tecnológicas y las Grandes Fortunas) tanto en los Mundos de la Mayoría Global como en el Norte Global, que son cómplices, si no responsables, de estas historias y tecnologías de guerra, violencia y genocidio que se repiten;
- Comprometiéndonos a reconocer y resistir las culturas y economías de guerra y violencia que están en el corazón de todos nuestros sistemas entrelazados y globales de opresión, a través de nuestras propias prácticas de amor, respeto y solidaridad.
Escribimos con dolor, pero también con esperanza: la violencia y la opresión no son inevitables cuando nos unimos con solidaridad y valentía. Podemos afirmar nuestras diferencias del mismo modo que afirmamos nuestra humanidad común. Nos unimos a los llamamientos para poner fin al genocidio en Palestina, sabiendo que nadie será libre hasta que todes seamos libres.
¿Cuáles son nuestras prácticas?
No pretendemos ponernos en el centro en esta reflexión. Sin embargo, queremos ofrecer algunas pinceladas de nuestras prácticas como colectivo en este momento.
- Sostener el espacio: Primero nos reunimos para expresar nuestras propias respuestas a lo que estaba ocurriendo en Palestina, Israel y el resto del mundo, en reuniones con todo nuestro equipo. Al hacerlo, también dimos espacio a nuestros propios traumas transgeneracionales de casteísmo, colonización, genocidio, guerra y conflicto.
- Escribir para comprender: Empezamos a escribir para exteriorizar nuestro dolor descarnado y nuestro duelo por lo que está ocurriendo ante nuestros ojos. A medida que escribíamos, también nos dimos cuenta de que necesitábamos muchas rondas de escritura para pasar de la emoción a la comprensión, por nosotres mismes y más allá.
- Expresar temores: Empezamos a expresar nuestros temores, además de nuestro dolor: ¿Y si los financiadores nos retiran su apoyo, como sabíamos que les estaba ocurriendo a otres? ¿Y si nuestra posición significaba que ya no podríamos proveer de recursos a nuestras comunidades? ¿Cómo conjugamos los matices y la compasión en direcciones diferentes? ¿Teníamos realmente algo significativo que compartir con el mundo más allá de todas las poderosas declaraciones que ya estábamos firmando?
- Respirar hondo: Respiramos profundamente, juntes y por separado, durante unos días.
- Crear amplitud: Nos dimos cuenta de que estábamos en diferentes estados de agotamiento, así que probamos algo diferente: quienes antes habían estado sosteniendo el espacio se retiraron y otres entraron. Esto nos dio un poco de espacio en medio del cansancio emocional, físico e intelectual.
- Agendar tiempo: Creamos reuniones opcionales pero programadas, para que quienes pudieran, se unieran en los momentos que les fueran posibles en un proceso colaborativo pero no necesariamente con el equipo completo, para crear y decidir sobre lo que ofreceríamos como colectivo.
- Reflexionar en lugar de afirmar: Decidimos reflexionar sobre la solidaridad como práctica y no como declaración única, porque nos parecía lo más honesto; no la perfección, sino el desorden; no palabras estáticas, sino acciones dinámicas; y un compromiso con formas continuas de responsabilidad y transparencia.
- Acordar ampliamente en lugar de buscar la unanimidad: También cambiamos nuestros protocolos de toma de decisiones: pasamos de buscar la unanimidad a buscar el consenso de otra manera. Decidimos votar sobre la base de un gradiente para llegar a acuerdos: si la mayoría de nosotres estaba ampliamente de acuerdo, publicaríamos este texto. No lo haríamos sólo si había un veto total; prometimos utilizar el poder de veto con enorme cuidado y responsabilidad.